Hartung, Hans

Nacido en 1904 y fallecido en 1989, Hans Hartung fue un pintor francés de origen alemán, considerado actualmente una figura clave del arte abstracto. A lo largo de su vida, el grabado desempeñó un papel fundamental en su obra. Leer la biografía

Biografía de Hans Hartung

Hans Hartung nació en Leipzig el 21 de septiembre de 1904. Desarrolló un interés por el arte desde una edad temprana. A partir de 1924 asistió al instituto de Dresde, donde quedó fascinado por Rembrandt, Francisco de Goya, Frans Hals y El Greco, y más tarde por expresionistas alemanes como Oskar Kokoschka y Emil Nolde. Pintó inspirándose en algunas de estas obras, simplificando la composición para conservar únicamente las masas de color. En 1926, Hans Hartung se trasladó a París y se entusiasmó con lo que vio de Pablo Picasso y frecuentó el Louvre. Allí pasaba días enteros contemplando a los antiguos maestros y adaptándolos a sus propias visiones.

La vida de Hans Hartung estuvo marcada por circunstancias históricas, pero el arte siempre desempeñó un papel central. Durante la Segunda Guerra Mundial, Hartung fue movilizado, pero tras el armisticio se refugió con la familia de Julio González en la región francesa de Lot. Durante este periodo y en condiciones materiales difíciles, siguió produciendo, en particular series de tintas abstractas, algunos cuadros, pero también series de "cabezas" inspiradas en Julio González y en el Guernica de Picasso. En 1943, Hans Hartung cruzó a España en condiciones muy peligrosas. Fue detenido y enviado al campo de concentración de Miranda del Ebro durante siete meses. Allí enseñó historia del arte a sus compañeros de prisión, basándose en recuerdos de la enseñanza de Wilhelm Pinder en Leipzig, y pintó retratos y al menos un autorretrato.

Hartung se unió entonces a la Legión en el norte de África. Fue herido en 1944 y perdió una pierna. Dado de baja al año siguiente, regresó a París. Con la ayuda de Alexander Calder se nacionalizó francés en 1946 y recibió honores de Francia.

Durante este periodo, Hartung se estableció como una de las principales figuras de la segunda École de París. Participó en varias exposiciones; su primera individual tuvo lugar en París en 1947 en la galería Lydia Conti, donde fue muy aclamado por críticos como Madeleine Rousseau: "Un cuadro de Hartung es, sin duda, un momento de la existencia del pintor; pero, aún más, es un momento de nuestra civilización, con las limitaciones, peligros y esperanzas que conlleva y que, en gran medida, determinan la actitud individual de cada uno de nosotros"[1].

Expuso sus pinturas, grabados y litografías en numerosas ocasiones, y en 1960 recibió el Gran Premio Internacional de Pintura en la Bienal de Venecia. En 1977 fue elegido miembro de la Académie des Beaux-Arts, y el Centro Pompidou organizó una exposición itinerante de sus grabados y litografías. En 1982, se le concedió una sala permanente propia en la Staatsgalerie Moderner Kunst de Múnich.

Tras su muerte, la obra de Hartung no figuró mucho en la escena artística durante unos años, pero a partir de finales de la década de 1990 y principios de la de 2000 fue redescubierta por el público y por artistas de muy diversas corrientes y técnicas. Hoy en día, Hans Hartung está considerado como uno de los mayores exponentes del arte abstracto, y como el precursor y pionero de muchos de los movimientos de vanguardia que se desarrollaron en la segunda mitad del siglo XX, incluidos los llamados movimientos informal, gestual, tachista y lírico, así como la pintura de acción.

Hans Hartung y grabado

A partir de 1932, el grabado desempeñó un papel importante en la obra de Hans Hartung. De hecho, en palabras de Rainer Michael Mason[2]Hartung es más un grabador-pintor que un pintor-grabador. Para él, el grabado es lo primero y sirve de modelo para el resto de su obra.

A partir de 1971, su trabajo en el grabado se volvió tan fundamental para él que influyó en su relación con la pintura. Esta influencia está presente en los instrumentos utilizados -raya en la pasta fresca de los colores- pero va acompañada de toda una reflexión estética. Hartung describe su nueva pintura como "el fruto de su larga investigación sobre la litografía". El grabado está en el centro de sus reflexiones sobre la composición, sobre la línea y la curva, en torno a cuestiones de ritmo, intensidad, forma y volumen.

Su trabajo sobre el grabado también permitió a Hans Hartung hacer de la reproductibilidad una noción central de su obra. Pierre Wat lo expresa así: "La mayor parte de su actividad dedicada a una forma de copiarse a sí mismo, la transferencia, indica claramente que, para él, contrariamente al espíritu de la época, la calidad de una obra no tiene nada que ver con su singularidad. Al contrario, insiste en la repetición como condición de la calidad de su pintura: cuanto más produzca, mejor será[3].

A lo largo de su vida, el grabado desempeñó un papel decisivo en la obra de Hans Hartung. La Galerie Arenthon le invita a descubrir una selección de sus obras.

[1] Madeleine Rousseau, Hans Hartung, Stuttgart, Domnick Verlag, 1949, "Vida y obra".

[2] Rainer Michael Mason, "Hartung et l'estampe", en Anne Pontégnie (ed.), Hartung, 10 perspectives, Milán, Ediciones 3 Continentes, 2006.

[3] Pierre Wat, Hans Hartung, La peinture pour mémoire, Hazan, 2018, "Hans Hartung et la reproductibilité de l'œuvre d'art".